En el origen de este libro hay un deseo de saber y, por lo tanto, estudio; “aplicación, celo, ardor, diligencia”, dice de él Joan Corominas (). Hay también amor al lenguaje y al arte y muchas
preguntas que me condujeron, tiempo atrás, por los caminos de la filosofía y las letras y, más adelante, al psicoanalisis, teoría que comencé a estudiar en 1980 centrándome,
fundamentalmente, en la línea de Jacques Lacan. Supe del proyecto para una Comunidad Terapéutica, coordinado por el doctor Valentí Agustí, que se estaba desarrollando en Malgrat de Mar, en
1981, a través de un compañero de estudio, Arturo Bravo, psiquiatra y psicoanalista que participaba en dicho proyecto. Estudiábamos “Análisis y dinámica de grupos” en un curso impartido por el
psicoanalista Leonardo Satne, (con el que yo también había comenzado a estudiar psicodrama). Me interesó profundamente. Fui a Malgrat, conocí al equipo, hablé con Valentín y, de esa conversación
surgió la idea de organizar un taller de creación y expresión. Y así, con esta tarea, fue como me incorporé al equipo. En octubre de aquél año, el proyecto de asistencia psiquiátrica integrada en
la subcomarca del Alt Maresme, fue aprobado por la Diputación de Barcelona. El paciente que ingresaba en Malgrat podía hacerlo en régimen de Comunidad Terapéutica, viviendo en la Comunidad, o de
Hospital de Día, asistiendo de 9.30 a 5 de la tarde. Y así continuó hasta el año 2000. A partir de entonces únicamente prosiguió como Hospital de Día, con un número de 21
plazas. Además de la asistencia psiquiátrica, de la terapia individual, de la asistencia social y de enfermería, desde un comienzo, se valoró la importancia de la participación activa del
paciente en la vida cotidiana y en el Taller. La psicoterapia institucional —decía el doctor Salvador Gimeno () en los comienzos de la historia de la CTM— se propone que, de la propia vida
institucional, resulten efectos de cura…
Una comunidad, una cultura, es acogedora cuando funciona como un orden social abierto. Podría considerarse abierto aquel orden social en que su ley funciona como tal, cuando posibilita la
circulación, el intercambio, es decir, la palabra.Alguien vendrá y, pasado un tiempo se irá… Habrá habido tratamiento, habrá habido trato, contrato, cuando dejado algo en prenda, una promesa,
lleve algo a cambio, un porvenir. La demanda que lo trajo habrá cambiado, y la institución que lo acogió no será la misma. La institución hospitalaria es depositaria de algo que la trasciende, un
deseo fundador, y de su propia historia, que lo es el deseo permanentemente renovado en el trato, en el intercambio de objetos significantes con cada peregrino de paso.No quiero olvidar un
trabajo creativo esencial, la cocina. “Aquí se come muy bien”, suelen estar entra las primeras palabras que la persona ingresada escucha del compañero que le acoge y le muestra la casa. En
el origen, también los pacientes cocinaban.Cada uno de nosotros ocupamos un lugar diferente en el equipo y compartimos algo, cuidar del paciente. Tenemos lugares de palabra donde poder recibir y
traspasar la información acerca de cada uno de ellos, decir y ser escuchados, cada mañana, puntualmente, y también durante la Reunión de Equipo, cada miércoles, durante casi toda la mañana.
Esto siempre lo he sentido como un verdadero lujo… necesario en este trabajo. Organicé el Taller de manera que la persona ingresada pudiese trabajar de forma individual, encontrando un
apoyo para poder enfrentarse a esa falta de ganas, frecuente compañera en los primeros momentos, a la toma de decisión a la hora de elegir entre las diferentes actividades manuales y creativas, y
a su realización en la materia, con todo lo que ello implica y posibilita. Si la mañana estaba reservada para estas tareas, la tarde acogió, desde un primer momento, las actividades grupales. Una
reunión de taller en la que cada uno pudiese pensar en lo que quería hacer, los lunes. Los martes, el taller de expresión, un tiempo para traspasar a palabras las emociones que ahogan y hacen
sufrir, y también para abrir paso a esas otras que permiten disfrutar de la vida.El dibujo grupal ha ido variando a lo largo de los años. Esta vía para representar emociones acogió pronto la
música como acompañante, cambió de nombre y mantuvo la esencia, es el taller de música y tiene lugar los miércoles. Los jueves, el taller de teatro. Partíamos, en su comienzo, de argumentos
escogidos por algún miembro del grupo y aceptado por el resto y, más adelante, fueron ellos los que los escribieron. La puesta en escena siempre con diálogos improvisados. Esta actividad dio paso
más adelante, a la excursión, un momento lúdico, compartido, fuera de la institución. A partir del año 2000, el cuidador se encargó de la excursión y retomamos el teatro en el taller.Traspasar
las puertas del taller significa, en cierto modo, dejar de ser “paciente”, “el que soporta (males)”, para convertirse en “agente”, es decir, “el que obra o puede obrar”. Proveniente
del latín, ago (egi-actum)”, posee diferentes sentidos:1.- poner en movimiento, conducir…2.- hacer, dirigir, obrar, hablar…3.- representar, actuar en el teatro…4.- vivir…La Comunidad Terapéutica
de Malgrat fue la primera institución que se aprobó en España como alternativa al Manicomio. Este hecho nos llevó a participar, desde un comienzo, en diferentes Jornadas y Congresos, dando cuenta
de un trabajo en un equipo multidisciplinar, en el ámbito de la salud mental. Posiblemente este hecho, y las preguntas que se iban abriendo a medida que avanzaba mi trabajo, me llevaron a
escribir anotaciones diarias en las que cuidadosamente iba recogiendo aquellas palabras que, al ser dichas, habían producido un determinado efecto en quien las dijo y en el grupo. El retorno a
casa, junto al mar, en el tren, favoreció y sigue favoreciendo esta práctica que continúo manteniendo. Esta ha sido y sigue siendo una forma de poder replantearme las diferentes situaciones
que van surgiendo y aprender a través de ellas. A la hora de escribir este libro me he permitido ser fiel a algunas de las situaciones conflictivas que se desarrollaron en los diferentes momentos
relatados. Algo sí he cambiado, los nombres de las personas que participaron. Esto, junto al hecho de que a lo largo de treinta años se han ido repitiendo acontecimientos semejantes, hace que
nadie pueda ser reconocido a través de las experiencias relatadas.Cierta tarde, durante un taller de expresión, hablando de la dificultad de poder ocupar un buen lugar, un miembro del grupo dijo:
Los de afuera deberían participar en algún taller de expresión. ¡Quizá así podrían pensar de forma diferente de nosotros!Le escuché, profundamente. Creo que estas palabras tuvieron un efecto
fundamental en la forma de concebir este libro. He ido comprobando, a través de las palabras de todas aquellas personas que acudieron a la Comunidad y también al taller, a realizar sus prácticas:
psicólogos, terapeutas ocupacionales de la Universidad de Vic, estudiantes de la escuela de arte-movimiento-terapia, algún médico, actualmente una persona que está realizando un master de
arte-terapia y también invitados a los diferentes talleres, el favorable cambio que había experimentado su idea acerca de las personas que padecen una patología psiquiátrica. Todo esto contribuyó
a la puesta en marcha de un deseo, ya existente, de escribir este libro.Utilizo para ello cuatro diferentes lenguajes:—La transmisión de esa vida viva que fluye en los diferentes talleres. Cada
uno de los capítulos inaugura un día nuevo, diferente del anterior, de los anteriores. En ellos, el ahogo, la oscuridad, la apertura, la palabra que crea un puente, que abre una puerta al otro,
las dificultades, los límites y la forma de ir reconociéndolos, aceptándolos, serán contemplados desde tantos ángulos como personas han intervenido en ellos.—La palabra directa, creativa y tantas
veces creadora, de aquellas personas que, durante un tiempo, estuvieron ingresadas en la CTM o en el Hospital de Día. Estos escritos no solo son expresión de un sufrimiento sino, también, de un
saber que, en el camino hacia la aceptación y la superación, han aprendido.—Las imágenes. Cada una de ellas tiene vida propia. Aparecen, eso sí, solas, ausente la compañía de la palabra, la
aportación del compañero, su sentimiento, al contemplarlas, palabras que retornan al autor y posibilitan que esa imagen vaya cobrando un sentido que éste, finalmente, podía decir con palabras
durante el coloquio del taller de dibujo grupal o, actualmente, del taller de música.—Entre las diferentes experiencias, escritos e imágenes creativas que se van sucediendo a lo largo del libro
he sentido importante que pudiese circular un referente teórico.La teoría, aunque cuando una persona acude al taller a hacer sus prácticas, en un primer momento, suelo decirle: olvida todo lo que
has aprendido y, simplemente, escucha, y contempla con mirada limpia eso que pasa, es una base fundamental que nos permite comprender y avanzar en nuestra práctica sin dejarse encerrar —como dice
Roland Barthes— en un significado que ahora se llama “trascendental”, ya sea Dios, la ratio, la razón o la ciencia. ()He introducido algunas referencias teóricas, de la forma más sencilla que he
podido, a modo de un aroma que le permita al lector seguir su rastro. El orden del discurso de estos cuatro lenguajes, he de decir que he permitido que fuese lo más libre posible, sin
relación aparente entre unos y otros, como se van sucediendo los días, en el trabajo, siempre nuevos y, en cierta forma, diferentes.He escuchado mis recuerdos, que se iban abriendo en mí,
recogiendo después los datos que tenía y elaborándolos. He leído de nuevo tantos magníficos escritos y he contemplado muchos dibujos, entrañables, bellos, plenos de fuerza, abandonados por sus
autores, y guardados cuidadosamente por mí, y otros tantos publicados en la revista del taller. Espero que os acerquen a sus autores. Acercarse, posibilita comenzar a conocerse. Y conocer al otro
es el primer paso para poder “pensar de forma diferente”. A lo largo de estos capítulos se irán percibiendo, también, las aperturas y los efectos que los diferentes talleres de expresión van
posibilitando en cada una de las personas que participan en ellos y como, un posicionamiento creativo ante un trabajo, en la expresión y en la creación artística, es fundamental para que cada
persona pueda conocerse un poco mejor y experimentar cambios favorables en el camino hacia la superación de sus dificultades.