Menos Prozac y más creatividad.[1]

Puntos: a) Discursos actuales en Salud Mental; b) La creatividad y sus ecos en los talleres; c) Apuntes sobre las estructuras psicóticas.

 

Hoy, como hace más de una década[2], los discursos actuales dominantes sobre la salud mental se orientan a un discurso global anti-sujeto, a “aplastar lo que demanda hablar en el lenguaje de la locura”[3]. No sólo responden a enfoques neurobiológicos y farmacológicos, que reducen el cuerpo a una máquina y la mente a cerebro, sino que predomina también el abandono o desatención por parte de los sistemas de atención institucionales, olvidándolos frecuentemente en sus familias o en la exclusión de la calle. Así, cualquier grado de locura se formula en términos de disfunción cerebral, caracterización cromosómica o se lo reduce a signos estadísticos y de protocolo o, a lo sumo, a mero coste económico, aumentando así el papel pasivo, estandarizado e irrecuperable de estos pacientes[4]. En esta línea, los medicamentos adueñándose del mito de la felicidad como pretendido estado natural, han modificado el paisaje de la locura: obtienen como resultado la nomalización de la conducta y la supresión de síntomas, pero al precio de expulsar toda subjetividad, cualquier búsqueda de significación en su desdicha.

 

Al igual que este otro título, el libro de Maite Kirch, “La creatividad como terapia. Experiencias en el campo de la salud mental”, trae aire fresco, desde una perspectiva psicoanalítica. Desde su invención a comienzos del siglo XX, cuando una persona viene a análisis o a una psicoterapia psicoanalítica, no viene a describir o informar de una enfermedad o malestar, sino que viene a hablar de sus sufrimientos a alguien que trabaja bajo la dirección del inconsciente. Esto significa que hablar es dirigirse a un lugar más allá de este semejante, compañero de la experiencia (psicoanalista, psicoterapeuta analítico), donde lo que decimos puede cobrar sentido, un acto dirigido al Otro diría Lacan[5]. Es decir, qué soy y qué quiero se convertirán en los interrogantes cuyas respuestas transitarán los síntomas, sueños y desvelos del sujeto.

 

En este contexto, planteamos algunas cuestiones sobre la creatividad, abordada en muchos textos psicoanalíticos, directa o indirectamente. Si partimos de considerar la creatividad como “inventar, imaginar, hacer que empiece a existir algo que no existía”, más allá de representar un papel teatral o hacer una obra de arte, podremos preguntarnos qué procesos pone en marcha en sujetos con una angustia psícótica, tal como la aborda Maite en su libro[6]. ¿Dibujar, escribir un texto, escuchar música, representando papeles teatrales, hacer una excursión o participando en actividades de grupo en talleres son terapéuticas en sí mismas? ¿Nos resguarda la escritura o la pintura de la locura? ¿Qué claves y estrategias serían necesarias para que surja psicóticos, esquizofrénicos o melancólicos la alegría, la risa, la convicción de ser uno mismo, abrirse a los otros, sentirse capaz y compartir con los otros? Si Freud nos enseña algo es que el centro de la actividad creadora humana es el deseo[7], presente en el juego del niño, en las formaciones del inconsciente, en las fantasías y en las creaciones artísticas, deseo que nos dejan una pequeña zona de placer donde reconocernos y reconocer a los otros. Sin embargo, debemos mencionar varios componentes esenciales para que esta dimensión creativa-deseante pueda hacer entrada desde una referencia psicoanalítitica y que Maite incorpora en el libro. Para que estas experiencias se convierten terapéuticas, en escenas grupales de reconocimiento de sí mismo y de los otros, abriendo la puerta a que “ellos se den”, es necesaria una posición ética, impregnando de libertad, respeto y valoración todo lo que allí se produce, desligándose de capturas de amo o de fascinación. Por otra, una escucha cercana a la pregunta, que acompaña, espera o invita a los sujetos con un ¿Quieres hacer algo contigo dejándote acompañar en tu naufragio, al dibujar o escribir y decirnos algo de lo que te anula como sujeto? Tercero, no olvidar que el alivio de su sufrimiento y su reinvención se apoyan en el viento que la simbolización del lenguaje y lo creativo propician para un constante intercambio adentro-afuera-afuera-adentro de un sujeto con sus experiencias.

 

Hay que tener en cuenta también con que estructuración deseante, psíquica nos encontramos frecuentemente en el campo de la salud mental para plantear la creatividad como vía terapéutica. Freud investigó los mecanismos psíquicos de las neurosis y psicosis, pero se le hizo imposible concluir a favor de un mecanismo en las psicosis: rechazo, pérdida o renegación de la realidad, escisión del yo y reconstrucción de la realidad. A finales de los años 50 el psicoanalista Lacan, construye una hipótesis metapsicológica para abordar las psicosis, poniendo el acento en la preeminencia de lo simbólico en la psicopatología y en la estructuración del sujeto bajo el proceso de lo que llamamos metáfora del nombre del padre. Así, la abolición, el rechazo o la forclusión del significante del Nombre del padre. En síntesis, podemos decir que cuando el deseo y el discurso de la madre no se refiere jamás al padre, el del niño queda circunscrito a la madre, siendo para su sólo y único objeto de deseo y encontrará su acceso a lo simbólico gravemente comprometido, como podemos ver en la protagonista de la película Cisne Negro.



[1] Parafraseando al libro de Lou Marinof “Más Platon y menos prozac”, de 2010, en ediciones B, S.A.

[2] Sides, M. El enfermo mental en los servicios sociales.

[3] Manonni, M. El psiquiatra, su loco y el psicoanálisis. S.XXI. 1.985.

[4] En un reciente artículo periodístico en El País (29-6-13), aparecía la noticia de que pacientes diagnosticados con trastornos narcisistas de personalidad deben esta anormalidad a un deficit neuronal, a una reducción de la materia gris en la ínsula y otras zonas del cortex cerebral.

[5] El Otro es eminentemente simbólico (incluye los discursos y referentes sociales, familiares e intergeneracionales que delimitan los lazos sociales que inciden en la estructuración de un sujeto), aunque es esencialmente incompleto (aunque desde ahí se articule el sujeto, no contiene la última respuesta a lo que espera el sujeto e incluye una dimensión de engaño, de que no hay garantía de verdad). Por otra parte, el Otro, lo identificamos como el 3º necesario en toda relación humana. la formulación del Otro simbólico la encontramos en el Seminario 3 de Lacan, que dedicó a las psicosis (1.955-56)Paidos, Barcelona, 1.981

[6]En las propias palabras de los sujetos, sería un agujero en el ser, donde se agita el desequilibrio interior (pg. 149), una tristeza incapaz de gritar, vidas inmersas en la oscuridad, profundos mares de dolor (pg.153). Maite ilumina este vértice de su trabajo con una excelente metáfora, la de un naufragio aterrador: “Se trata de la angustia psicótica, algo cercano a ahogarse en medio de un océano en el que no hay límites a los que aferrarse, ni voz para pedir auxilio ni nadie para escucharlo”

[7] Freud. El poeta y los sueños diurnos. 1.907. Donde plantea esta fórmula: “el deseo utiliza una ocasión del presente para proyectar conforme al modelo del pasado una imagen del porvenir!”

 

 

Manuel Sides

Psicólogo. Especialista en Psicología Clínica. Presidente del Instituto de Psicoterapia Psicoanalítica de la Comunidad Valenciana.

Valencia, 3/7/2013

Auditori del Parc Sanitari

de Sant Joan de Déu.
Sant Boi de Llobregat

23 d'octubre de 2013

Creativitat contra l'estigma

Interseccions va néixer el 2011 com a jornada dedicada a explorar la pràctica cultural entesa com a eina al servei de les dinàmiques assistencials en l’àmbit de la salut mental i, en general, de les polítiques d’inclusió social
 
La Jornada s’adreça a professionals dels àmbits de la cultura i la salut mental i també a aquells/es altres

Presentación Valencia

3 de julio de 2013

Menos Prozac y más creatividad

Hoy, como hace más de una década, los discursos actuales dominantes sobre la salud mental se orientan a un discurso global anti-sujeto, a “aplastar lo que demanda hablar en el lenguaje de la locura”. No sólo responden a enfoques neurobiológicos y farmacológicos, que reducen el cuerpo a una máquina y la mente a cerebro, sino que predomina también el abandono o desatención por parte de los sistemas de atención institucionales, olvidándolos frecuentemente en sus familias o en la exclusión de la calle.

Presentación Valencia

11 de abril de2013

Puentes para náufragos

El libro de Maite Kirch, “La creatividad como terapia. Experiencias en el campo de la salud mental”, constituye un texto de excepción estimulante, si tenemos en cuenta algunos discursos actuales dominantes sobre la salud mental. En nuestra época predominan los enfoques biológicos y farmacológicos, así como también el abandono o desatención por parte de los sistemas de atención institucionales, como no dejaba de señalar el diario El País este martes pasado......

La Creatividad como Terapia

El libro escrito por Maite Kirch es una joya. Ha hecho una labor encomiable recogiendo dibujos, escritos, palabras… y enlazándolos con la teoría. Da testimonio de diferentes patologías, de su creatividad, del sufrimiento, del caos interno, de la fragmentación del psicótico.

Todo transcurre en la Comunidad Terapéutica de Malgrat de Mar, en la provincia de Barcelona, en la que Maite lleva trabajando desde hace bastantes años...